Civita di Bagnoregio, la "ciudad que muere"
Por Emi Mendoza
Estimados lectores, en esta ocasión les quiero hablar de un lugar fantástico que visité ya hace algunos años: Civita di Bagnoregio, una pequeña ciudad medieval en Italia central que está lentamente desapareciendo por un capricho de la naturaleza.
Lugar de fábula sin final feliz.
La pequeña localidad de Civita di Bagnoregio (pronunciación aproximada: chívita di bañoreyo) está situada sobre la cima de una colina de roca caliza muy porosa circundada completamente por barrancos. La causa de su aislamiento geomorfológico es una consecuencia de la erosión gradual y de los corrimientos de tierra que sufre el montículo desde hace siglos. La superficie habitable se reduce a un ritmo de 7 centímetros al año y debido a la tendencia a desaparecer, a Civita se le conoce también como la “ciudad que muere”. Actualmente tiene sólo 10 habitantes, pero su belleza atrae a más de trescientos mil visitantes al año.
Civita di Bagnoregio
Civita di Bagnoregio está situada en la provincia de Viterbo, en la región de Lacio, a unos 120 Km al norte de Roma. Se puede acceder al pueblito únicamente por un puente de hormigón armado construido en 1965. El puente se puede cruzar sólo a pie, pero en casos excepcionales, los residentes y las personas autorizadas pueden cruzar el puente de acceso utilizando vehículos motorizados pequeños. Caminar por las callejuelas sin el molesto ruido de motores es un placer que difícilmente se puede experimentar en una ciudad normal.
Ciudad Etrusca
Civita fue fundada por los Etruscos hace más de 2500 años. Eligieron ese lugar por el aislamiento que facilitaba su defensa y la hicieron una ciudad próspera favorecida por su ubicación estratégica para el comercio de la época. Los romanos, a su llegada en 265 a.C., reanudaron las obras de sus predecesores para tratar de encanalar el agua de lluvia y evitar o al menos disminuir los derrumbes. Se cuenta que en 1695 hubo un fuerte terremoto que llevó a la pérdida de una gran parte de la colina acelerando los desmoronamientos. Fue a partir de esa época que comenzó el declive del pueblo que año tras año fue perdiendo su importancia y favoreciendo la emigración.
Monumentos y lugares de interés
Una vez atravesado el puente, se entra por la puerta de Santa María, la única que queda de las cinco originales. La planificación urbanística muestra la típica estructura etrusca-romana, con calles orientadas norte-sur (cardus) y este-oeste (decumanus), mientras que toda la arquitectura corresponde a la época medieval y del renacimiento, con varias casas en excelente estado de conservación. En la plaza principal se puede admirar la iglesia de San Donato, construida probablemente a comienzos del siglo VII. En su interior, se conserva un precioso crucifijo de madera del siglo XV.
Callejuelas de ensueño
A lo largo de la caminata por las callejuelas, los visitantes pueden visitar un molino de aceite renacentista y el lugar donde nació San Buenaventura, que fue un santo y místico franciscano. Durante el recorrido se pueden observar gatos tomando el sol tendidos en medio de las callecitas y muchas flores que decoran las paredes de edificios históricos. También hay varios restaurantes que ofrecen platillos tradicionales.
Para terminar el recorrido, se puede admirar la belleza del paisaje de los barrancos. El mejor lugar para hacerlo es desde la terraza de una casa privada conocida como el "Belvedere di Peppone", que permite a los turistas disfrutar de la vista a cambio de una pequeña contribución.
Existe también la posibilidad de visitar el Museo Geológico para conocer con más detalle el problema del desprendimiento de tierras que sufre Civita debido al desgaste acelerado de sus laderas. Explica también las obras y la estrategia utilizada para detener los desmoronamientos en su lucha por la sobrevivencia.
Existe también la posibilidad de visitar el Museo Geológico para conocer con más detalle el problema del desprendimiento de tierras que sufre Civita debido al desgaste acelerado de sus laderas. Explica también las obras y la estrategia utilizada para detener los desmoronamientos en su lucha por la sobrevivencia.
Para contribuir a los gastos de mantenimiento y contener un poco el asalto de los miles de turistas que todos los años invaden las callejuelas de Civita, desde hace unos años, se paga una tarifa para visitarla, 3.00 € de lunes a viernes y de 5.00 € los días festivos.