Andorno Micca: un siglo después… (primera parte)
Por Patricia Gutiérrez Pesce
En Julio de este año, curiosamente faltando pocos meses para que se cumpliera un siglo de la partida de mi abuela hacia el Perú, organicé unas vacaciones con mi familia para conocer el pueblito del Piamonte donde ella nació y creció: Andorno Micca. Pueblito por el cual mi abuela había sentido tanta nostalgia durante su vejez y del cual habíamos escuchado tantos recuerdos y anécdotas de su juventud. A pesar de que yo vivo en Italia desde hace casi treinta años nunca tuve la oportunidad de ir a conocerlo y en estas vacaciones todo se combinó muy bien. Además, quería conocer a mis primos segundos, es decir, los nietos de Ernesto, uno de los hermanos de mi abuela. Mi hermana Elsa había tenido la oportunidad de conocerlos a finales de los años 70s, cuando vivía in Italia, pero en ese entonces yo era muy pequeña y no recuerdo haber escuchado de la existencia de ellos. Fue gracias a que leyeron el primer relato que publiqué sobre la vida de mi abuela “Doña Pina, de los Alpes a los Andes” que se pusieron en contacto conmigo.
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He dejado pasar un tiempito desde que regresé de Andorno Micca. Tiempo necesario para organizar los recuerdos, las emociones, las numerosas fotos y para decidir de lo que trataría mi siguiente relato. Además, quise hacer una búsqueda detallada de este sorprendente pueblo porque el tiempo que trascurrí ahí no fue suficiente para aprender toda su interesante evolución y su sorprendente historia. En este breve viaje virtual quiero “llevarte” a conocer este poco conocido pero maravilloso y antiquísimo pueblito en el cual no hay monumentos famosos o edificios con arquitectura majestuosa (excepto el campanario de la iglesia), sino más bien que está compuesto por una red interminable de pintorescas callecitas y pasajes cerrados por donde es necesario caminar tranquilamente, admirar los espectaculares escenarios que lo circundan, observar tu alrededor, respirar el aire terso y fresco de los Alpes y permanecer en silencio para poder “escuchar” sus historias y secretos.
Antes que nada, para poderlo entender y apreciar mejor, orientémonos en el tiempo y en su historia, la cual es muy intrincada y no es para nada reciente: Andorno nació en el 963 cuando el emperador Otón I donó esa área al conde Aimone di Cavaglià dándole el nombre de Andurnum o Andornum. Es llamado actualmente Andorn, en dialecto piamontés. Sucesivamente, el pueblo se desarrolló alrededor del antiguo núcleo de Andorno Cacciorna. Con el pasar de los años, se extendió por todo el Valle del Cervo hasta llegar a Valsesia, en la provincia de Vercelli en Italia, y al Val de Lys en la frontera con la Francia. Además, la zona era atravesada por un camino Romano que conducía, a través del Valle de Aosta, hasta la Galia. En 1929 nació el municipio de Andorno Micca cuando Andorno Cacciorna se unió con algunos pequeños poblados limítrofes como Sagliano Micca, Tavigliano, Miagliano y San Giuseppe di Casto. Lo llamaron Andorno Micca en honor de Pietro Micca, héroe del asedio de Turín en 1706, porque la casa donde él nació se encuentra en Sagliano y por este motivo también este pueblo tomó el apellido del héroe convirtiéndose en Sagliano Micca. Curiosamente Micca significa migaja, palabra que da la idea de pequeño, agradable y tierno. Con el pasar de los años, el poblado de Biella se volvió más importante que Andorno Micca al cual se le redujo el territorio debido a la formación de varios municipios a lo largo del Valle del Cervo que cayeron en la gestión centralizada de Biella.
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Hace muchísimo tiempo, mucho antes de la era de la industrialización, Andorno era conocido como centro de aguas termales. Sucesivamente, durante la revolución industrial, el antiguo centro habitado se desarrolló en las proximidades del arroyo para que las fábricas pudieran usar el agua en el procesamiento de textiles y, durante muchas décadas, la economía se concentró en la industria textil, especialmente en fábricas de sombreros. Siempre me pregunté por qué el cuñado de mi abuela fue a Lima con el objetivo de establecer una fábrica de sombreros. Ahora lo entiendo.
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Poco a poco llegó al apogeo de crecimiento durante el desarrollo de las diferentes industrias: textiles de lana, sombreros, cajas fuertes, cerraduras de seguridad y ventanas de aluminio. Las industrias fueron una fuente de riqueza para los empresarios y para la región y fuente de trabajo para miles de personas que se establecieron en el pueblo. Desconozco los diferentes motivos por los cuales las fábricas fueron cerrando durante los últimos años, provocando, como consecuencia, una paulatina despoblación de los barrios en los que vivían familias enteras de los trabajadores. Esta despoblación da a Andorno Micca una apariencia deshabitada, aparentemente sin personalidad que induce a pensar que no tiene historia, y lo primero que se te ocurre es que no hay nada interesante por ver... grande error amigos... yo se los demostraré.
Después de este breve paréntesis histórico, encaminemos a nuestro viaje
Después de muchas horas de nuestra partida desde Viterbo, pasamos por Biella, recorrimos más o menos 6 km (que me parecieron una eternidad) y por fin vimos el letrero que indicaba la entrada al pueblito deAndorno Micca: tenía el corazón que me latía a más no poder, la emoción y la curiosidad eran gigantescas. No está en la parte más alta de los Alpes como me lo imaginaba, sino que está a solo 500 m.s.n.m., a los pies de la entrada al enorme Valle del Cervo, es decir en las faldas de los Alpes Bielleses de la región del Piamonte con una asombrosa vista de los Alpes nevados en la lejanía. Lo llamo pueblito no sólo por cariño sino también porque es muy pequeño y agradable, como una migaja de pan, y porque actualmente cuenta con muy pocos habitantes: pasó de tener varios miles a sólo unos centenares.
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Hacia la casa de mis primos
A pesar de ser un pueblo pequeño no es fácil orientarse porque son muchas callecitas estrechas y curvilíneas que van y vienen, en subida y en bajada, algunas sin salida, y pueden parecer un enredo para el forastero. Nuestra primera parada fue en la casa de uno de mis primos, Enzo y su esposa Margherita, en donde nos esperaban también su hermano Sergio y su esposa Manola. Nos recibieron con los brazos abiertos en su acogedora casa, nos abrazamos, nos reconocimos como parientes. Durante el almuerzo nos pusimos al día con los pormenores de la familia y de nuestros antepasados, nos reímos mucho mientras yo trataba de entender las expresiones en dialecto piamontés que mis primos se intercambiaban porque la alegría y el sentido del humor no les falta, mientras Manola, nuestra traductora simultánea oficial, traducía eficientemente. Almorzamos todos juntos degustando una serie de platos típicos que Margherita y Manola nos prepararon especialmente y con mucho cariño: sucot anbrusc (zucchine en agrodulce), Pouvrun e anciue (pimientos con anchoas), Sancarlin (queso cremoso con ajos), huevos rellenos, y como postre Perse piene (duraznos rellenos). Sin dejar de faltar una excelente selección de quesos y de vinos que acompañaban muy bien el almuerzo.
Esta foto de la callecita que lleva a la iglesia de San Lorenzo y a la casa de mis primos es muy antigua. Casualmente yo tome una igual. Comparándolas, vemos que no ha cambiado prácticamente nada, con excepción de las tiendas y actividades comerciales, muchas de ellas están cerradas o han cambiado de gestión.
Terminamos de almorzar justo cuando empezaron a sonar las campanas de la iglesia que está delante de la casa de mis primos, las mismas campanas que mi abuela debió haber escuchado muchas veces. Me dio tanta emoción escucharlas en ese momento que me dispuse a grabar su sonido. El recuerdo de este sonido no son de unas simples campanas, sino el que escuchaba mi abuela cuando joven.
Después de la sobremesa nos acompañaron con mucho afecto y entusiasmo a caminar por el pueblo teniendo como meta principal la de llegar a la casa de mi abuela. ¡No veía la hora de verla!