22 de Febrero, día del Agrónomo
Estimados lectores, desde Hermosillo, Sonora, nuestro amigo el Ingeniero Víctor Flores nos envió para publicar un hermoso poema dedicado a las Ciencias Agrícolas.
|
Aprovechando la celebración del día del Agrónomo en México, el pasado 22 de febrero, el Ingeniero Víctor Flores quiso compartir con nosotros algunos fragmentos de un poema que recitó el Ingeniero José Antonio Zaldívar F. el 22 de Febrero del lejano1954, en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. En aquella ocasión se conmemoraba el Centenario de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), la primera institución de enseñanza e investigación en ciencias agrícolas de América Latina.
|
Fue precisamente el 22 de febrero de cien años atrás, en1854, cuando se había instituido también el día del agrónomo como parte de la celebración del nacimiento de la primera institución agrícola del país.
Con el tiempo, la ENA se transformaría en la Universidad Autónoma Chapingo, que desde su creación en 1978, ha experimentado un proceso de expansión en cuanto a las diferentes orientaciones de la agronomía, tanto a nivel licenciatura como en posgrado. ¡Felicidades a todos los Agrónomos del mundo!
|
Ciencia y poesía agarraditas de la mano
Desgraciadamente no se sabe mucho sobre la autoría de estos elocuentes fragmentos y si hay más. Sin embargo, las pocas líneas transcritas aquí demuestran cómo la ciencia y la poesía se armonizan una con otra, siendo la poesía, estímulo del trabajo, aliciente de la ardua y fecunda labor a que el científico se consagra, mientras que la ciencia, una fuente rica de inspiración que devela las maravillas de la naturaleza a favor de la humanidad.
He aquí los fragmentos del poema declamado por José Antonio Zaldívar F. en 1954:
Omnipresencia
Poema recitado por José Antonio Zaldívar F.
Te miro en el maizal que en la lluvia sus blancos dientes recrea y eleva un ruego de espigas, como de manos abiertas que quieren asir la nube para hermanarse con ella.
En búsqueda febril de abundancia y excelencia en la flora y en la fauna que perfecciona la ciencia, y en los misterios vitales que descifra la probeta y trueca en flores y frutos la madre Naturaleza. En el cerebro del hombre que da moldura a la idea y con curvas y guarismos aprecia el bien de la tierra. Te miro en letras de molde, fecundas y sabias letras que nacieron en tus aulas y florecen en la imprenta -por que las letras son flores que esparcen polen de ciencia-. Te venero en tus maestros, en la hermandad que genera la verde paz de los años bajo tu sombra materna; en la raíz del recuerdo, en las luces de tu ciencia campesina y provisora y EN EL AMOR A LA TIERRA. |