Mamma mia dammi cento lire
Canta Gigliola Cinquetti
Artículo escrito por Patricia Gutiérrez Pesce
Durante mi último viaje a Lima, en otoño de este año, fui a visitar a mis primos Canella y como sucede a menudo cuando nos encontramos, nos pusimos a recordar las simpáticas anécdotas de nuestra querida abuela. Una de las que me llamó más la atención fue que mientras hacía los quehaceres domésticos a menudo tarareaba y cantaba alegremente una canción que le gustaba mucho recordar: “…cento lire”. Hace sólo unas semanas me di cuenta de que la canción que mi abuela tarareaba era una versión antigua de la cantada por Raffaella Carrà en los años 80s y que yo la escuchaba al igual que otras, de la misma cantante, durante mi adolescencia. La balada original, que hacía referencia a la emigración italiana del 1900, estaba de moda cuando mi abuela era muy joven y vivía en Italia con sus bolsillos casi vacíos a pesar de trabajar de sol a sol en la fábrica de prendas de vestir para el ejército, ya que el gobierno había tomado sus ahorros para hacer frente a los gastos de la primera guerra. A pesar de todo, ella tenía un espíritu lleno de entusiasmo y una mente llena de proyectos para emigrar con su hermana y su cuñado al Perú para establecer una fábrica de sombreros.
Se trata de “Mamma mia dammi cento lire” (Mamá mía dame cien liras), balada o canción narrativa italiana de principios de siglo XX cuyo compositor anónimo se inspiró con la balada del siglo XIX"Maledizione della madre" (Maldición de la madre) escrita durante el periodo de la Unificación de Italia. Tomando como base esta melodía original, el texto fue adaptado al tema de la masiva emigración de los italianos hacia Sudamérica que se verificaba desde fines del siglo XIX. En esta balada, la muchacha protagonista de la canción no pide la aprobación de la madre para casarse, sino el dinero necesario para viajar: “Mamma mia dammi cento lire...”, este simpático estribillo ha sido cantado no sólo por mi abuela, sino también por miles de personas en ese entonces y en décadas siguientes.
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El ritmo juguetón compuesto por acordes musicales muy simples y repetitivos, casi infantil a mi parecer, en el que se combina un juego de palabras aparentemente ingenuo tiene un significado dramático, profundo y real. Esta balada cuenta la historia de una muchacha que pide dinero a su madre, cien liras, porque desea ir a América. Su madre no está de acuerdo y trata de convencerla de que no vaya, pero la muchacha alentada por los hermanos decide no escuchar a su madre que la ponía en guardia sobre los riesgos de ese largo viaje y sobre los peligros que debía enfrentar en el mar. Lamentablemente, el presentimiento de la madre se hace realidad, el barco naufraga y la jovencita muere.
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En ese entonces, "cien liras" era la gran cifra para emprender un largo viaje, de varias semanas, que daría la posibilidad de enmarcar el sueño de encontrar trabajo para mejorar las condiciones de vida. Como dice el refrán: “Por mejoría, mi casa dejaría”. Cien liras, que al cambio de hoy sería una cifra irrisoria, era el alto precio por pagar para realizar no sólo un sueño sino también, lamentablemente, para distanciar familias, amigos, padres e hijos, muchas veces para siempre como en el caso de mi abuela.
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Eran viajes larguísimos, a menudo realizados con las incomodidades de la tercera clase de un barco a vapor ornados con mucho miedo de los contratiempos que se podían presentar durante el trayecto y la incertidumbre por lo que podría deparar el destino a la llegada. Miedo no sólo para los que se marchaban -después de haber puestos las pocas pertenencias en la maleta de cartón y madera y de haberla atado con tantos sueños- sino que también para aquellos que se quedaban esperando noticias de los seres queridos que habían despedido en el puerto.
El compositor de esta simple melodía advirtió lo que era y lo que continuaría siendo la grande emigración italiana por muchas décadas, que iba desde los primeros años del 1900 y duraría hasta muchos después del segundo conflicto mundial.
Se dice que más de tres cuartos de los emigrados eran principalmente campesinos del Véneto, del Piamonte y de la Lombardía los cuales elegían ir a Sudamérica, especialmente Brasil y Argentina, en vez de América del Norte la cual años más tarde atrajo la emigración de los meridionales de Calabria y Basilicata. Además de la emigración definitiva, la emigración temporal fue intensa también en esos años: los trabajadores agrícolas partían desde Génova en otoño (cuando los cultivos habían terminado en Italia) hacia Sudamérica (donde comenzaba el verano) para cultivar los campos hasta la cosecha.
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Regresaban en primavera al hemisferio norte con unos pocos cientos de liras, la mayoría de los cuales iban a parar a los bolsillos de los organizadores e intermediarios. A menudo sólo les quedaban unas pocas liras como paga por los cuatro o cinco meses de trabajo.
Esta antigua canción narrativa continua a rememorar el drama de la inmigración hasta el día de hoy: la misma desesperación que motiva la partida, los ahorros familiares invertidos en un viaje lleno de esperanzas, el mismo sueño de cambiar la situación, el destino, ansiedades, miedos, éxitos, derrotas y sobre todo mucho coraje. Ayer, como ahora, la mayoría de los emigrantes viajan en condiciones extremas, con muchos peligros y a menudo naufragios y, a la llegada, la incertidumbre, los prejuicios y el racismo los están esperando. Esta balada sigue reflejando una realidad que parece no tener ni tiempo, ni época.
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Actualmente Italia, siendo un país de emigrados y de inmigrados, puede ver la experiencia de la migración desde ambos puntos de vista, quien permanece, quien se va y quien llega. Esperanza y nostalgia son los sentimientos de las personas que han abandonado su tierra natal. Esperan que esta nueva vida sea mejor que la que dejaron atrás y al mismo tiempo sienten la nostalgia de todo lo que se ha quedado en casa: personas, lugares, colores, aromas, sabores y la música en el propio idioma. Esto sucedía a mi abuela Giuseppina que tarareaba canciones italianas de su juventud, y a mi abuelo Paolo que llevó consigo su adorada mandolina desde el Piamonte hacia la Argentina para poder cantar con ella canciones en su dialecto. La música es parte importante de nuestros recuerdos, de nuestra vida y de las costumbres.
Existen muchas versiones de esta balada, podríamos decir que hay tantas versiones cuantos han sido sus intérpretes, cada uno la ha modificado a su manera y no se encuentran dos versiones con las mismas palabras: Lidija Percan la cantaba en los años 50s, el cuarteto de Cetra y Orietta Berti en los 60s, la famosa Gigliola Cinquetti en el 1971, Le Mondine y Raffaella Carrà en los años 80s entre otros. Inclusive, ha sido traducida en portugués, inglés, español, rumano y francés.
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"Maledizione della madre", balada tomada como base para componer "Mamma mia dammi cento lire":
Una de las versiones más famosas de "Mamma mia dammi cento lire" es la interpretada por Gigliola Cinquetti y dice así:
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Versión un poco más reciente cantada por Raffaela Carrà, en la cual la letra, la música y el título sufrieron algunos cambios:
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Letra |
Traducción |
Mamma mia dammi cento lire che in America voglio andar. Cento lire e le scarpette, ma in America no, no, no. Cento lire e le scarpette ma in America no, no, n |
Mamá mía dame cien liras que a América yo quiero ir Cien liras y los zapatitos pero a América no, no, no. Cien liras y los zapatitos pero a América no, no, no. |
I suoi fratelli alla finestra: Mamma mia lassela andar. Vai, vai pure oh figlia ingrata che qualcosa succederà Vai, vai pure oh figlia ingrata che qualcosa succederà |
Sus hermanos en la ventana Mama mía déjala ir. Anda, anda hija ingrata que algo sucederá. Anda, anda hija ingrata que algo sucederá. |
Quando furono in mezzo al mare, il bastimento si sprofondò Pescatore che peschi i pesci, la mia figlia vai tu a pescar Pescatore che peschi i pesci, la mia figlia vai tu a pescar |
Cuando estaban en medio al mar, el barco se hundió. Pescador que pescas peces, mi hija tú vas a pescar! Pescador que pescas peces, mi hija tú vas a pescar. |
Il mio sangue è rosso e fino, i pesci del mare lo beverà La mia carne è bianca e pura, la balena la mangerà! La mia carne è bianca e pura, la ballena la mangerà |
Mi sangre es roja y fina, los peces del mar se lo beberán. Mi carne es blanca y pura, la ballena se la comerá Mi carne es blanca y pura, la ballena se la comerá |
Il consiglio della mia mamma l'era tutta la verità, mentre quello dei miei fratelli le sta quello che m'ha ingannà mentre quello dei miei fratelli le sta quello che m'ha ingannà |
El consejo de mi madre era la pura verdad, mientras aquel di mis hermanos es lo que me ha engañado mientras aquel de mis hermanos es lo que me ha engañado. |