Festividad del día de Muertos en México
Por Emi Mendoza
Queridos amigos, esta es mi primera participación como corresponsal de México. Me gustaría contarles algo acerca de la gran fiesta que se vive cada año a principios de este mes en mi país: la famosa celebración del día de Muertos. La fiesta consiste en reuniones familiares y de amigos para acompañar, orar y recordar a nuestros seres queridos fallecidos, quienes según nuestra creencia, ese día tienen un retorno transitorio a la tierra.
Esta celebración se lleva a cabo en el lugar donde yacen los restos de nuestros extintos queridos, es decir, en el cementerio. La fiesta empieza en la noche del primero de noviembre y vive su máxima intensidad durante la madrugada del día siguiente hasta el amanecer. Durante la velada, entre hogueras y música, los participantes merendamos al aire libre, cantamos y acompañamos a nuestros difuntos como una manera de darles la bienvenida y nuestro apoyo en su regreso a su eterno viaje espiritual. La obscuridad de la noche se ve contrastada por una intensa luminosidad producida por centenares de velas que sirven de marco religioso a la festividad e iluminan las creativas decoraciones de los sepulcros. Cuando era yo niño, las madrugadas del 2 de noviembre solía presenciar cómo mis padres rezaban solemnemente y depositaban una ofrenda sobre las tumbas de mis abuelos difuntos, para luego festejarlos. Y bueno, pues, el tiempo pasa y ahora es mi turno; hoy me toca decir una plegaria y depositar una ofrenda sobre las tumbas de mis padres y organizar una fiesta familiar ofrecida en su honor en pleno camposanto.
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Según tengo entendido, nuestros antepasados ya veneraban a sus difuntos desde la época precolombina, aunque ellos lo hacían a principios del verano. Durante la colonización española, la celebración se trasladó a noviembre para hacerla coincidir y fusionarla con la festividad europea del día de Todos los Santos. Como resultado de esa fusión nació una fiesta sincrética con un nuevo calendario: el 1º de noviembre se celebra el día de los difuntos infantes, simultáneamente con la fiesta de Todos los Santos cristiana; mientras que el 2 de noviembre, la celebración se dedica a los muertos adultos en concomitancia con el día de las Ánimas.
Ofrenda del día de Muertos
Los preparativos para la fiesta del día de Muertos comienzan varios días antes con la limpieza y decoración de las tumbas y la preparación de las ofrendas. Las ofrendas consisten en pequeños altares domésticos instalados en casas de los familiares de los difuntos, en donde se exponen una serie de objetos ofrecidos en su honor.
Según las posibilidades de la familia, los altares pueden ser muy sencillos, sobre una mesa pequeña, pero existen también aquellos más complejos construidos sobre varios niveles. Cada ofrenda exhibe las fotografías de los propios difuntos festejados a un lado de imágenes religiosas y objetos personales que ellos solían utilizar. Además, la mesa se enriquece con la exposición de la comida y bebida que más disfrutaban (arroz, mole con pollo, frutas, licores, etc.). En la ofrenda no puede faltar el típico pan de muerto, el cual se prepara exclusivamente para esta época del año. En caso que la familia venere a algún difunto niño, en la ofrenda se agregan dulces y juguetes. Cada familia decora su altar escrupulosamente; los cubren con finos manteles y los adornan con papel picado, produciendo diferentes figuras. Las decoraciones se complementan con veladoras y varios tipos de flores, en las cuales predomina la flor de Cempoalxóchitl. En algunos lugares públicos se instalan grandes altares para venerar a personajes importantes ya fallecidos.
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Flor de Cempoalxóchitl o Cempasúchil
Observar las coloridas decoraciones de las tumbas y de los altares es un verdadero espectáculo. En el color de los adornos predominan las tonalidades que van del naranja hasta el amarillo ofrecidas por las flores de Cempoalxóchitl (Tagetes erecta). Se tiene la creencia de que ese color encendido ayudará a iluminar el sendero de las almas que visitan la tierra durante la celebración. Probablemente ustedes conocen las flores de esta planta de origen mexicano, pues se ha extendido por todo el mundo. Sin embargo, mientras que en el resto del mundo se utiliza solo por su belleza y sin ningún significado especial, en México es uno de los símbolos de la tradicional fiesta del día de Muertos.
La mezcla de culturas continúa
Debido a la fuerte influencia cultural norteamericana que tenemos en México, nuestra costumbre de honrar a los difuntos sigue su proceso de transformación. Durante las últimas décadas, la tradicional fiesta anglosajona (de origen Celta) conocida como Halloween, celebrada el 31 de octubre, ha cobrado fuerza en nuestro país. Aunque esta festividad no posee ninguna referencia religiosa, tiene en común con la tradición mexicana a la muerte y, debido a la cercanías de las fechas de sus celebraciones, se están mezclando creando confusión principalmente entre los más jóvenes. Sin embargo, las dos celebraciones se pueden separar fácilmente analizando lo siguiente: la fiesta anglosajona es un entretenimiento que promueve el terror hacia los muertos y monstros imaginarios como medio comercial; en cambio, la celebración del día de Muertos es una verdadera fiesta familiar y religiosa que vivimos con intensa alegría: ¡Viva el día de Muertos!