México mágico (I): Teotihuacán
Queridos amigos, después de nuestra pausa decembrina, aquí estoy de nuevo con todos ustedes para narrar las bellezas y tradiciones de nuestro México mágico. Este nuevo año tengo muchas cosas para contarles.
Quiero empezar contándoles algo acerca de uno de los sitios arqueológicos más fascinantes del mundo: Teotihuacán, la ciudad de los Dioses. Hace algunos años retrocedí algunos siglos atrás en el tempo con mi familia cuando visitamos las ruinas de esta ciudad prehispánica que data al menos del inicio de la era cristiana. Esta zona arqueológica se encuentra a unos 40 km al noreste de la ciudad de México. Ya desde la carretera podíamos apreciar los dos grandes edificios que eran visibles a la distancia: las pirámides del Sol y de la Luna. Mientras más nos acercábamos a ellas, más se engrandecían ante nuestros ojos y más nos sorprendían por su belleza espectacular. Entrando al centro histórico, contemplamos una serie de edificios, entre los cuales seguían predominando las dos pirámides. El área abierta al público es muy vasta e incluye los principales complejos de edificios monumentales como La Ciudadela y el Templo de la Serpiente Emplumada, la Calzada de los Muertos y los conjuntos residenciales que la flanquean, y, por supuesto, las Pirámides del Sol y de la Luna.
La Ciudadela y el templo de la Serpiente Emplumada
El sitio arqueológico tiene varias entradas, distribuidas e interconectadas por un camino periférico empedrado que lo circunda. Nosotros entramos por la entrada principal, donde hay un mercadito de artesanías muy interesante. Apenas entrando a la zona arqueológica nos encontramos de frente a la Ciudadela. Se trata de una plataforma cuadrangular, rodeada por basamentos piramidales con un adoratorio central: la pequeña pirámide de Quetzalcóatl, o templo de la Serpiente Emplumada, una de las principales deidades de las culturas mesoamericanas. Este es el tercer edificio de mayor envergadura de Teotihuacán y fue construido entre los años 150 a 250 d.C. Posee una de las decoraciones más bellas y complejas de la época prehispánica, y con seguridad en el pasado se veía más impresionante, pues estaba pintado de colores intensos. Lamentablemente no pudimos subir a esa pirámide, pues ya está bastante dañada y, por tanto, se prohíbe su acceso.
El sitio arqueológico tiene varias entradas, distribuidas e interconectadas por un camino periférico empedrado que lo circunda. Nosotros entramos por la entrada principal, donde hay un mercadito de artesanías muy interesante. Apenas entrando a la zona arqueológica nos encontramos de frente a la Ciudadela. Se trata de una plataforma cuadrangular, rodeada por basamentos piramidales con un adoratorio central: la pequeña pirámide de Quetzalcóatl, o templo de la Serpiente Emplumada, una de las principales deidades de las culturas mesoamericanas. Este es el tercer edificio de mayor envergadura de Teotihuacán y fue construido entre los años 150 a 250 d.C. Posee una de las decoraciones más bellas y complejas de la época prehispánica, y con seguridad en el pasado se veía más impresionante, pues estaba pintado de colores intensos. Lamentablemente no pudimos subir a esa pirámide, pues ya está bastante dañada y, por tanto, se prohíbe su acceso.
Calzada de los muertos y museo
La ciudadela está conectada con las pirámides mediante la Calzada de los Muertos, cuya dirección va de norte a sur y divide el sitio arqueológico en dos. La Calzada de los muertos, es, por así llamarla, la avenida principal flanqueada por una zona residencial probablemente habitada por sacerdotes y donde se aprecian a ambos lados pequeñas estructuras piramidales de diferente tamaño. Caminando por esta hermosa avenida, se llega de frente a la Pirámide de la Luna. Sin embargo, nosotros nos desviamos por un camino vecinal que nos condujo hasta el museo de la Cultura Teotihuacana. Se trata de una moderna construcción semienterrada y rodeada de vegetación, la cual trata de mimetizarse con el entorno pretendiendo ser un montículo más sin explorar. Gracias a este museo, pudimos entender más acerca de la interpretación de los investigadores sobre la zona arqueológica. Yo siempre aconsejo visitarlo antes de subir las pirámides.
La ciudadela está conectada con las pirámides mediante la Calzada de los Muertos, cuya dirección va de norte a sur y divide el sitio arqueológico en dos. La Calzada de los muertos, es, por así llamarla, la avenida principal flanqueada por una zona residencial probablemente habitada por sacerdotes y donde se aprecian a ambos lados pequeñas estructuras piramidales de diferente tamaño. Caminando por esta hermosa avenida, se llega de frente a la Pirámide de la Luna. Sin embargo, nosotros nos desviamos por un camino vecinal que nos condujo hasta el museo de la Cultura Teotihuacana. Se trata de una moderna construcción semienterrada y rodeada de vegetación, la cual trata de mimetizarse con el entorno pretendiendo ser un montículo más sin explorar. Gracias a este museo, pudimos entender más acerca de la interpretación de los investigadores sobre la zona arqueológica. Yo siempre aconsejo visitarlo antes de subir las pirámides.
Pirámide del Sol
Saliendo del museo, la pirámide del Sol se encuentra a unos cuantos pasos. Esta pirámide fue probablemente construida a principios del siglo I antes de Cristo. Imagínense, queridos amigos, sus más de 60 metros de altura la ubican como la tercera más grande del mundo. Mi hija todavía era muy pequeña cuando visitamos el sitio arqueológico, pero se animó a subir conmigo los empinados escalones del enorme polígono cuadrangular. Llegando arriba, muy agitados, nos dimos cuenta que habíamos perdido el conteo de escalones que habíamos iniciado. Durante el ascenso, tuvimos que hacer varias paradas para retomar aire, pues además de la gran altura, tenemos que considerar que esta zona arqueológica se encuentra en el altiplano mexicano a más de 2200 msnm y las temperaturas de mediodía en pleno verano pueden superar tranquilamente los 32 grados. Considerando que las pirámides no tienen ninguna sombra para protegerse de los intensos rayos del sol, un sombrero y cantimplora con mucha agua fresca se hacen indispensables. ¡El paisaje desde lo alto de la pirámide es espectacular! Según la tradición, en la cima de esta pirámide uno se puede cargar de energía manteniendo los brazos extendidos en paralelo mirando al sol. De hecho, allá en lo alto de la pirámide, vimos como algunos visitantes ponían en práctica esos fantásticos momentos de relajación de cara al sol. Algunos afirman que el mejor día para recargar energía es el 21 de marzo, justo el día en el que entra la primavera.
Pirámide de la Luna
La pirámide de la Luna se encuentra en el extremo norte de la Calzada de los Muertos; tiene más de 40 metros de altura y frente a ella existe una estructura cuadrangular con diez pequeños altares. No obstante la pirámide de la Luna es más pequeña que la del Sol, las cimas de ambas resultan estar alineadas perfectamente debido a que la primera fue construida sobre un terreno más elevado. ¿Cómo hicieron para hacerlas coincidir con tanta precisión? Decidimos escalar también esta pirámide. Se debe poner mucha atención al subir los escalones de la pirámide de la Luna debido a lo empinado y a lo estrecho de ellos. Desde su cumbre pudimos apreciar toda la belleza del complejo arqueológico. Durante el verano, en esta zona, las lluvias son muy habituales, sin embargo, las lluvias suceden siempre durante la tarde. En poco tiempo, vimos como el cielo se cubrió de nubes cargadas de agua, evitando que el sol continuara a broncear aún más nuestra piel.
Palacio de los Jaguares
Ya casi por terminar nuestro paseo, visitamos el palacio de los Jaguares, así llamado por los vestigios de pinturas murales que se observan en las paredes de las habitaciones que rodean el patio, en su mayoría referidas a ese felino. A la entrada de éste se aprecia una gran cabeza de jaguar tallada en una esquina, posteriormente ya en el interior del palacio se puede apreciar resto de pinturas y dibujos tallados en sus muros. El patio de los Jaguares y los Caracoles Emplumados es un amplio espacio que obtiene su nombre de las pinturas murales que aún se conservan y que representan a jaguares que llevan, sobre sus lomos y hasta sus colas, hileras de caracoles marinos, en alusión al agua. En sus cabezas tienen penachos de plumas de quetzal.
Saliendo del museo, la pirámide del Sol se encuentra a unos cuantos pasos. Esta pirámide fue probablemente construida a principios del siglo I antes de Cristo. Imagínense, queridos amigos, sus más de 60 metros de altura la ubican como la tercera más grande del mundo. Mi hija todavía era muy pequeña cuando visitamos el sitio arqueológico, pero se animó a subir conmigo los empinados escalones del enorme polígono cuadrangular. Llegando arriba, muy agitados, nos dimos cuenta que habíamos perdido el conteo de escalones que habíamos iniciado. Durante el ascenso, tuvimos que hacer varias paradas para retomar aire, pues además de la gran altura, tenemos que considerar que esta zona arqueológica se encuentra en el altiplano mexicano a más de 2200 msnm y las temperaturas de mediodía en pleno verano pueden superar tranquilamente los 32 grados. Considerando que las pirámides no tienen ninguna sombra para protegerse de los intensos rayos del sol, un sombrero y cantimplora con mucha agua fresca se hacen indispensables. ¡El paisaje desde lo alto de la pirámide es espectacular! Según la tradición, en la cima de esta pirámide uno se puede cargar de energía manteniendo los brazos extendidos en paralelo mirando al sol. De hecho, allá en lo alto de la pirámide, vimos como algunos visitantes ponían en práctica esos fantásticos momentos de relajación de cara al sol. Algunos afirman que el mejor día para recargar energía es el 21 de marzo, justo el día en el que entra la primavera.
Pirámide de la Luna
La pirámide de la Luna se encuentra en el extremo norte de la Calzada de los Muertos; tiene más de 40 metros de altura y frente a ella existe una estructura cuadrangular con diez pequeños altares. No obstante la pirámide de la Luna es más pequeña que la del Sol, las cimas de ambas resultan estar alineadas perfectamente debido a que la primera fue construida sobre un terreno más elevado. ¿Cómo hicieron para hacerlas coincidir con tanta precisión? Decidimos escalar también esta pirámide. Se debe poner mucha atención al subir los escalones de la pirámide de la Luna debido a lo empinado y a lo estrecho de ellos. Desde su cumbre pudimos apreciar toda la belleza del complejo arqueológico. Durante el verano, en esta zona, las lluvias son muy habituales, sin embargo, las lluvias suceden siempre durante la tarde. En poco tiempo, vimos como el cielo se cubrió de nubes cargadas de agua, evitando que el sol continuara a broncear aún más nuestra piel.
Palacio de los Jaguares
Ya casi por terminar nuestro paseo, visitamos el palacio de los Jaguares, así llamado por los vestigios de pinturas murales que se observan en las paredes de las habitaciones que rodean el patio, en su mayoría referidas a ese felino. A la entrada de éste se aprecia una gran cabeza de jaguar tallada en una esquina, posteriormente ya en el interior del palacio se puede apreciar resto de pinturas y dibujos tallados en sus muros. El patio de los Jaguares y los Caracoles Emplumados es un amplio espacio que obtiene su nombre de las pinturas murales que aún se conservan y que representan a jaguares que llevan, sobre sus lomos y hasta sus colas, hileras de caracoles marinos, en alusión al agua. En sus cabezas tienen penachos de plumas de quetzal.